martes, 14 de junio de 2011

La radiación solar y los productos antisolares



El sol de Lima es intenso durante los meses de verano pero el resto del año su brillo es pálido y menos sofocante, más bien es cálido y esporádico por lo que parece inofensivo; no obstante, desde hace un tiempo corre la voz entre conocidos que leyeron, escucharon o vieron que el problema  de la contaminación ambiental  está trayendo consecuencias no sólo con el cambio climático  a nivel mundial, sino que con el deterioro de la capa de Ozono el brillo solar se está tornando peligroso trayendo graves problemas de salud como los causados a la piel si no se cuida de una adecuada exposición al sol.


Probablemente, problemas mundiales como las guerras en Medio Oriente o el hambre en el África no nos afecte tan directamente como el de la ruptura de la capa de ozono que debido al peligro de los rayos ultravioletas necesita de nuestra atención e interés pues ya no serán los lejanos congéneres quienes sufrirán las consecuencias, sino nosotros mismos si no cambiamos nuestros hábitos en nuestra relación diaria con la luz solar.
Alrededor de los últimos 10 años el cáncer de piel ha aumentado pues se estima que de cada cien personas diez padezcan algún tipo de cáncer de piel lo que se debe también a la excesiva exposición al sol durante la infancia.
En ese mismo orden, hay que tener en cuenta que ahora a los 18 años un joven ha absorbido ya el 80% de la radiación solar que recién debió recibir a los 50 años de edad.


Pocos saben que la radiación ultravioleta  es aquella fracción de la radiación solar o energía radiante que presenta una considerable cantidad de energía y que se divide en tres zonas conocidas como: ultravioleta A (UV-A), que va de 400 a 320 nm, ultravioleta B (UV-B), que va de 320 a 280 nm y  la ultravioleta C (UV-C) de 280 a 200 nm. que es la más energética y peligrosa pero que es filtrada totalmente por el ozono atmosférico por lo que no llega a la superficie terrestre y no causa daños.  La ultravioleta A, la menos energética, es la que más llega a la superficie terrestre porque no es absorbida por la capa de Ozono, mientras que la ultravioleta B es parcialmente absorbida por el Ozono por lo que pueden causar daños en la piel y peor aún ahora en que el Ozono está perforado.
Así pues, la radiación UV-B es la responsable fundamental de las quemaduras solares, envejecimiento prematuro de la piel e incluso daños oculares, cáncer y debilitamiento del sistema inmunológico humano.

Frente a tan serio problema urge adquirir  hábito preventivos y de cuidado a la hora de exponerse al sol y ya no sólo en verano sino todos los días del año. Este mandato es especialmente para aquellas personas que trabajan en las calles, al aire libre, expuestos durante largas horas y para todos los demás pues todos vivimos bajo el mismo sol.

Lo que primero que se recomienda es el uso de bloqueadores que crearán una capa protectora sobre la piel contra los rayos de sol, así como una vestimenta adecuada: sombrillas, anteojos de sol, camisetas, sombreros, etc.
Los fotoprotectores son se diferencian en bloqueadores y bronceadores. Los bloqueadores dejan pasar mayor cantidad de radiación, son más cosméticos y están diseñados para el bronceado más que para la protección solar; mientras que los bloqueadores sí están diseñados para filtrar los rayos UV – A y especialmente el UV – B, estos no broncean la piel pero la protegen.

Ahora bien, hay que tener en cuenta el Factor de Protección Solar, FPS, que es el número que indica el nivel de protección. Todos los bloqueadores efectivos son de FPS 15 a más; si es 45, 50 o más será mucho mejor. El FPS es el número asignado a cada bloqueador según la capacidad que tengan de protegernos del sol y los menores a 15 indican baja protección.
Así pues, amigo oyente es importante tener en cuenta todas las indicaciones antes dadas así como la importancia de instruir a los hijos y demás miembros de la familia en casa hasta que la actitud se convierta en hábito.







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