viernes, 28 de octubre de 2011

Los hijos rebeldes


Sabemos que las relaciones humanas están pasando por un constante proceso de transformación  debido a la presencia de las nuevas tecnologías de la comunicación, que facilitan y hacen más fluida la interacción entre las personas acortando las distancias; sin embargo, paradójicamente, hay una distancia que se está haciendo más insalvable, es la de la comunicación auténtica que va más allá de un  simple ‘estar en contacto’, lo que apunta a  que tenemos  que hacer un mejor uso de dichas tecnologías.
Por otro lado, se nos ha dicho que la rebeldía es normal en determinada etapa de la vida; sin embargo, esa rebeldía por la que se supone que no hay que preocuparse, puede ser síntoma de algo, pues ahora más que nunca hay más niños rebeldes que antes.

En muchos casos, los rebeldes son hijos que reclaman la atención de sus padres además de tener ya una predisposición al reclamo y a la provocación, rasgos que estimulan los medios masivos y se manifiestan también en problemas fuera de casa: Como en el desconocimiento del respeto a los mayores que se ve en el saludo y en el gesto de ceder el asiento, por ejemplo; así como romper reglas para llamar la atención.
Lamentablemente, una de las causas de esa rebeldía es el tipo de crianza que muchos padres dan a sus hijos, quienes por asumir el estilo de crianza ‘niño cràtico’, es decir que crían a sus hijos permitiéndoles todo y concediéndoles todos sus deseos, pagan luego las consecuencias de la desobediencia, la falta de respeto y la ingratitud.
El amor desordenado de esos padres al buscar por todos los medios que sus hijos no sufran es lo que los conduce a formar pequeños tiranos que en el futuro no serán más que un obstáculo para la vida en sociedad.
Se les olvida que la utilidad del sufrimiento –que es inevitable, al fin y al cabo- es que esculpe el carácter de las personas y los hace verdaderamente fuertes. El habito de favorecer al prójimo, ceder, dar la porción más grande al otro, renunciar, en suma, saber perder algo o en una competencia honesta, le enseñará a ser respetuoso, digno en los fracasos, humilde y una serie de valores más.

Otra causa de la rebeldía puede ser la propia predisposición con la que nace el niño, pero no olvidemos que si los padres cuidan el entorno y están atentos evitarán conflictos con sus hijos por sus rebeldías.



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