viernes, 28 de octubre de 2011

Escuela para padres



En medio de una sociedad que exige la excelencia en todas las áreas de la vida, cientos de hombres y mujeres salen a formarse académica o técnicamente para desempeñarse y sobresalir en alguna actividad.
Sin embargo, ese desarrollo profesional y económico se ve ensombrecido por los desaciertos y poco tiempo que queda a los que son padres para dedicarse a sus hijos, lo que al final, repercute en el núcleo familiar.

Muchos hacen realidad su sueño de ser padres; pero también, son incontables a los que la paternidad les llegó por accidente y ven, incluso, en ese rol un triste obstáculo para su propia realización.
Papá y mamá vuelan al trabajo antes de las ocho de la mañana y dejan a sus hijos con los abuelos, la nana o en un jardín de infancia  que los tenga hasta que vuelvan por ellos. Esta es la vida diaria de millones de parejas que por haberles tocado existir en una sociedad tan acelerada, no encuentren otra opción frente al consumismo no sólo de bienes que se supone que están para mejorar la calidad de vida, sino de ideas de éxito desenfrenado que hacen que se olvide el sentido verdaderamente humano de la vida.
Qué lejos estamos de esa familia numerosa en la que a pesar de que sólo el padre trabajaba, no les faltaba la comida ni el calor de hogar. Hoy, dos padres fuertes y bien preparados salen a trabajar durante horas para que apenas puedan dar una vida medianamente cómoda y saludable a su único hijo o dos y a precio, de dejarlo crecer solo, rodeado de miles de cosas que sus padres no tuvieron, claro.
Así como hay que prepararse para elegir bien en cada instante, desde un par de aretes hasta el seguro de vida, pasando por los mejores alimentos; este también es tiempo para prepararse en pos de una buena paternidad y una buena opción son las escuelas para padres, donde buscar ayuda a ese dilema que todo padre joven en pleno siglo XXI se hace: Soy profesional, tengo nobles sueños y ambiciones… pero también soy padre o quiero serlo ¿Cómo hacerlo todo bien?, ¿qué vale la pena priorizar?
                

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