martes, 19 de julio de 2011

Cultura y prevención antisísismica


La placa litosférica nazca sufre un proceso de subducción por debajo de la placa Sudamericana, y es debido a esa subducción que se producen los constantes sismos de gran intensidad en el extremo oeste de América del Sur. La subducción es el hundimiento de una placa de naturaleza oceánica por debajo de una placa litosférica de naturaleza continental.
Esta accidentada ubicación geográfica explica porqué la sociedad peruana y especialmente la costa peruana, ha tenido siempre que convivir con movimientos telúricos de considerable magnitud.
Cada grupo humano reconoce el contexto que habita y estudia las formas de superar sus amenazas y limitaciones o de adaptarse a ella y  es a partir de esa adecuación, que se da a través del tiempo, que nace una cultura, que implica un estilo de vida, hábitos y creencias  relacionados con la inminente amenaza del desastre natural, como es en este caso.
No hace mucho Japón demostró un comportamiento grupal ejemplar en medio de la tragedia que vivió el último 11 de marzo, tras un sismo de 9 grados y un tsunami.  Según expertos, la cultura japonesa diferencia dos formas de expresar los sentimientos y emociones. El primero es llamado tatemae y el segundo honne.
El tatemae es la expresión grupal de las emociones, mientras que honne se refiere a las emociones individuales. En las circunstancias del día 11 de marzo, los japoneses optaron por procurar una calma grupal a exteriorizar sus sentimientos personales. Este auto control a favor del grupo, resultó muy efectivo.
El recato con el que el pueblo japonés dirigió sus emociones en momentos tan difíciles contrasta con la desbordante emotividad de la cultura occidental. Por esta razón, son dos los aspectos que debemos cuidar en caso de ocurrir un sismo: Tener conocimiento de lo que debemos hacer y llevar en nuestra mochila de primeros auxilios, y contar con una adecuada preparación psicológica.
El presidente del Instituto Geofísico del Perú, Ronald Wodman ha declarado insistentemente a los medios, que aunque no se puede predecir la fecha, en el Perú habrán  más terremotos y que en Lima es posible se repita uno de 8.5 grados como el ocurrido en 1746. Los terremotos de grandes dimensiones suelen repetirse cada doscientos años lo que le hace instar a prevenir a la población.
La provincia constitucional del Callao, por ejemplo, es uno de los distritos de mayor vulnerabilidad; tiene alrededor de 360 mil habitantes; y según detallaron en su municipalidad, los problemas que más aqueja a la provincia son los de seguridad ciudadana y la gran pérdida que sufriría en caso de desastres naturales. Cuenta con convenios con El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, con la Comisión Europea y Comisión internacional italiana, según informaron y también con planes de prevención, de contingencia, de emergencia y planes de simulacros estando zonificado el distrito en treinta y tres zonas pero sólo cuenta con dos hospitales de campaña.
El distrito de Puente Piedra tiene alrededor de 350 mil habitantes. No cuenta con convenios internacionales aunque sí con el centro de investigaciones de desastres naturales de la UNI y con el Ministerio de la Mujer y el ministerio de Vivienda. El distrito está zonificado  en 15 sectores, pero afirman que aún les falta trabajar en caso de prevención de siniestros.
Estos son apenas unos ejemplos de cómo estamos preparándonos los limeños en caso de un sismo; sin duda, nos queda un buen trecho por avanzar pero también no hay que perder de vista la importancia de la preparación individual, de qué hacemos cada uno para prevenir.

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